Por César Mata (publicado el 12.01.2015 en el Diario de Valladolid http://www.diariodevalladolid.es/noticias/opinion/maceracion-decreto_9362.html)
LA JUNTA de Castilla y León, a través de su Consejería de Cultura y Turismo, está a punto de patentar un nuevo proceso de maceración por Decreto. Al parecer está íntima y directamente conectado con la implantación (implementación para cursis…) de un protocolo revolucionario de I + D (idiotez más dejadez).
Enterados los servicios de inteligencia de la administración autonómica (con años de retraso...), a través del agente Silvestre Pidante, de la obligación normativa de escribir en catalán los rótulos de los comercios de aquella esquina de España, se pusieron manos a la obra para superar la tropelía. Y lo han conseguido.
Existe un borrador de Decreto, que de mano en mano va y ninguno se lo queda, como la falsa moneda, no fechado el 28 de diciembre, que, de hacerse mayor y obtener certificado de nacimiento, acreditará que en Castilla y León también sabemos hacer las cosas muy mal. Y que lo del Archivo de Salamanca no fue un desliz de juventud.
Concretemos: los asadores, restaurantes-bodegas y gastrobares estarán obligados a ofrecer para la venta al menos un 35% de productos de la región. Y organizar un acto (evento para los cursis) al año para mayor gloria de los caldos y viandas de por aquí. Me lo estoy imaginando, hummm, ese cartel tierno, con sabrosas carnes diciendo cómeme, con su corazón-logo amarillo, y su eslogan: Tierra de Decreto. Perdón, de Sabor.
Las razones son evidentes: o la autoestima se les ha caído hasta los pies o los Reyes Magos ha regalado la aplicación de hacer decretos a algún hijo de alguna consejera. Vamos, que si uno cree de verdad que producimos bien, y con calidad, no hace falta atentar contra la libre competencia ni el libre mercado de esta manera.
Así que si algún iluminado de esta región crea una Constitución Española en chocolate la venderá en estos establecimientos con preferencia a los de otras. Eso sí, antes de ponerlas en la estantería debe darle un mordisco a los artículos 14, 38, 51, 130, 138 y 139.
LA JUNTA de Castilla y León, a través de su Consejería de Cultura y Turismo, está a punto de patentar un nuevo proceso de maceración por Decreto. Al parecer está íntima y directamente conectado con la implantación (implementación para cursis…) de un protocolo revolucionario de I + D (idiotez más dejadez).
Enterados los servicios de inteligencia de la administración autonómica (con años de retraso...), a través del agente Silvestre Pidante, de la obligación normativa de escribir en catalán los rótulos de los comercios de aquella esquina de España, se pusieron manos a la obra para superar la tropelía. Y lo han conseguido.
Existe un borrador de Decreto, que de mano en mano va y ninguno se lo queda, como la falsa moneda, no fechado el 28 de diciembre, que, de hacerse mayor y obtener certificado de nacimiento, acreditará que en Castilla y León también sabemos hacer las cosas muy mal. Y que lo del Archivo de Salamanca no fue un desliz de juventud.
Concretemos: los asadores, restaurantes-bodegas y gastrobares estarán obligados a ofrecer para la venta al menos un 35% de productos de la región. Y organizar un acto (evento para los cursis) al año para mayor gloria de los caldos y viandas de por aquí. Me lo estoy imaginando, hummm, ese cartel tierno, con sabrosas carnes diciendo cómeme, con su corazón-logo amarillo, y su eslogan: Tierra de Decreto. Perdón, de Sabor.
Las razones son evidentes: o la autoestima se les ha caído hasta los pies o los Reyes Magos ha regalado la aplicación de hacer decretos a algún hijo de alguna consejera. Vamos, que si uno cree de verdad que producimos bien, y con calidad, no hace falta atentar contra la libre competencia ni el libre mercado de esta manera.
Así que si algún iluminado de esta región crea una Constitución Española en chocolate la venderá en estos establecimientos con preferencia a los de otras. Eso sí, antes de ponerlas en la estantería debe darle un mordisco a los artículos 14, 38, 51, 130, 138 y 139.